Partes del Hombre
Espíritu, alma y cuerpo
Tesalonicenses 5:23 23 ( Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. )
La idea común acerca de la constitución del ser humano es dualista, es decir, reconoce la existencia de cuerpo y alma. La filosofía, a través de sus largos siglos de desarrollo, ha refrendado esta opinión. . Reconocer esta diferencia tiene gran importancia para la vida espiritual de un creyente, específicamente en lo que respecta a su madurez y a su servicio. El confundir lo espiritual con lo anímico (del alma) puede provocar que las cosas espirituales, que son las que tienen valor en la obra de Dios, jamás sean tocadas. Es preciso conocer y experimentar la división del alma y el espíritu para poder servir a Dios en el espíritu y ser así de utilidad para Dios (Hebreos 4:12). 12 (Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.)
En efecto, el ser humano tiene tres partes (lo mismo que el templo de Dios): el cuerpo, con que somos conscientes del mundo (el atrio); el alma, con que somos conscientes de nosotros mismos (el Lugar Santo); y el espíritu, con que somos conscientes de Dios (el Lugar Santísimo).
1-El espíritu
El espíritu del hombre es el lugar en que establecemos toda comunicación con Dios. (Rom. 8:16; 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.) (1 Cor. 14:14 14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto, y las partes del Espiritu son La conciencia, la Intuicion y la Voluntad.
La conciencia, es la capacidad espiritual que tenemos de conocer el bien del mal, y debe estar basada en el carácter de cristo, en la palabra de Dios, si no está basada en la palabra de Cristo se convierte en una fortaleza mental y dejaría de ser en una función del Espíritu. Y ese es el engaño de satanás que le dio las función de conciencia al Alma y se la quitó al Espíritu, dijo la serpiente en el Edén “Génesis 3:5” Pues Dios sabe que el día que de él comáis, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.” Y dio el conocimiento del bien y del mal al Alma y el hombre le creyó, “2 Corintios 1:12” Porque nuestra satisfacción es ésta: el testimonio de nuestra conciencia que en la santidad y en la sinceridad {que viene} de Dios, no en sabiduría carnal sino en la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo y especialmente hacia vosotros”; un ejemplo seria pablo “ Hechos 23:1 Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Hermanos, hasta este día yo he vivido delante de Dios con una conciencia perfectamente limpia”, la conciencia nos dice lo que es malo y lo que es bueno, Pablo actuaba con perfecta conciencia espiritual cuando dejo que el Espíritu santo lo guiara y actuaba en conciencia carnal o del alma que es el engaño del enemigo cuando él estaba matando a los cristianos y creía que era de parte de Dios y su conciencia no lo acusaba porque pablo en ese momento actuaba con una conciencia carnal, y tenía cauterizada la conciencia espiritual. “Tito 1:15-16 Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas”. Pablo tenía incredulidad, y por eso estaba cauterizada su conciencia, pero el pecado normal también la cauteriza “1 Timoteo 4:2” mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia;.
Intuición, con la que se sabe y se sienten los movimientos del Espíritu Santo, y aumenta el discernimiento espiritual y da paz cuando se entiende (Mr. 2:8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?; Jn. 11:33 33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,), y
La comunión, con que se adora a Dios, la adoración a Dios se hace con nuestro comportamiento, estando todo el tiempo ante su presencia (Jn. 4:23 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren). Estas tres funciones están profundamente ligadas y operan coordinadas.
Antes de la caída, el espíritu del hombre era la parte más noble de todo su ser, y tanto el alma como el cuerpo le estaban sujetos. Por el espíritu, Adán percibía a Dios, y tenía comunión con él. Pero con la caída, el espíritu murió, perdió el control y la comunión con Dios, y comenzó a vivir por el alma. El espíritu del hombre quedó bajo el poder y la opresión del alma, hasta quedar fusionado con ella.
Con el milagro de la regeneración, Dios comienza a recuperar su lugar en el hombre, pues viene a habitar en su espíritu, ahora revivido. (Jn. 1:13 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. ; Tito 3:5 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ; Rom. 8:16 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. ; 1ª Cor. 6:17). El propósito de Dios es que el espíritu recupere el gobierno sobre el alma, y a través de ésta, sobre el cuerpo.
La vida del cristiano necesita ser gobernada por el espíritu. De aquí surge una lucha entre el alma y el espíritu, y como en toda lucha, vencerá el que es más fuerte. Si es más fuerte el espíritu, y tiene control sobre el alma y el cuerpo, será un cristiano espiritual; si, por el contrario, el alma (aliada con los apetitos del cuerpo) es quien tiene el control, será un cristiano carnal.
Para que el cristiano logre la victoria, será necesario separar del todo el alma del espíritu. Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios produce esta necesaria división. Luego, por medio de la operación de la cruz, el alma mengua, y por la operación del poder del Espíritu de Dios, el espíritu se fortalece.
Si no se produce la división del alma y el espíritu, los creyentes siguen fuertemente influenciados por el alma, y por ello siempre siguen objetivos entremezclados: algunas veces andando de acuerdo con la vida del espíritu, y otras de acuerdo con la vida natural.
Pero si esta separación se produce, el creyente será capaz de detectar inmediatamente cualquier intento del alma por tomar el control, y podrá rechazarla. Así, el espíritu podrá desarrollar su poder intuitivo de modo más agudo. Sólo después de haber experimentado esta separación pueden los cristianos entrar en posesión de un sentido genuino de pureza.
Los creyentes tienen que ver que todo lo que procede del alma no aprovecha (es carne) y que sólo el espíritu es el que da vida. (Jn. 6:63 63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.). Sólo cuando un hombre vive por el espíritu llega a ser espiritual. Como Dios es espíritu, toda obra de Dios es espiritual; y quienes sirven en ella deben hacerlo en el espíritu. La efectividad del cristiano dependerá de si ha tenido la experiencia de ser sumergido en el Espíritu Santo, tal como fue sumergido en el bautismo de agua.
Luego de este bautismo, el creyente puede ser introducido en la obra espiritual, en la batalla espiritual, en la oración espiritual. Sus sentidos espirituales han sido despertados y ahora puede experimentar el poder del Espíritu Santo.
El hombre interior también es fortalecido en la lucha contra Satanás. Y es necesario vencerlo permanentemente en todo lugar. Antes de que él asalte al cristiano en el hombre interior para oprimirlo o bloquearlo, es necesario salir y atacarlo. La mejor defensa es el ataque. Asimismo, todas sus obras de engaño, opresión, de quebrantamiento deben ser deshechas en todo lugar, para así ver la gloria de Dios.
El espíritu del creyente debe permanecer siempre activo, colaborando con Dios, recibiendo revelación, orando en el espíritu, escudriñando las Escrituras, meditando en las obras de Dios.
Un siervo de Dios tiene que estar ejercitado en reconocer la voz del espíritu y distinguirla de las voces del alma o de los espíritus malignos. Así como conoce el «yo» (alma), debería conocer cómo funciona y qué leyes tiene el espíritu. Así entendería que la vida del espíritu no es ocasional, ni tampoco oscilante (como las mareas del mar), sino estable, apacible y abundante (como un río).
2-El alma
El alma, ubicada entre el espíritu y el cuerpo, es la sede de la personalidad del hombre (Dios lo creó un «alma viviente»). El alma es un reducto inalienable, el cual ni siquiera Dios puede violar. Allí en el alma el hombre tiene todo el poder de decisión y este proceso que se lleva a cabo en la mente.
La mente es el instrumento de nuestros pensamientos. Por medio de la mente el hombre conoce, piensa, imagina, recuerda, entiende, desea.
La mente del hombre es una gran fortaleza; es motivo de orgullo y es la causa del progreso de la civilización; sin embargo, espiritualmente es un gran peligro, pues es un terreno especialmente susceptible para la acción de Satanás. El entendimiento es fácilmente cegado, y surgen argumentos y pensamientos contra el conocimiento de Dios. Mediante la mente, el hombre no puede conocer a Dios, antes bien, levanta fortalezas mentales que le han llevado a apartarse de Dios y aun a desafiar a Dios. Una mente seducida por el conocimiento del bien y del mal es como una fortaleza que es necesario derribar. En el momento de la regeneración, la mente es traída a la obediencia a Cristo, pues «arrepentimiento» significa «cambio de mentalidad». Normalmente en lo que nos creemos más fuertes nos hacemos más débiles, porque no dejamos actuar al Señor en estos pensamientos.
Sin embargo, aun en el creyente, la mente es el punto más vulnerable para la acción de Satanás. El nuevo creyente tiene un nuevo corazón, pero todavía arrastra una mente vieja. Muchas veces la mente se llena de pensamientos, imaginaciones, recuerdos, o ideas confusas de modo incontrolable. Su mente estuvo tan manipulada por Satanás en el pasado, que no puede dejar esos pensamientos a menos que su mente sea renovada.
Por eso, apenas convertido, el cristiano necesita de una profunda renovación de su mente. Ella debe ser ampliada y fortalecida. Dios quiere restaurar la mente para que pueda ser útil en las manos de Dios. El cristiano requiere de su mente para las cosas espirituales, pero una mente restituida al lugar que Dios le dio en el principio, es decir, sujeta al espíritu. La vida cristiana no es, como pudiera pensarse, una vida de puro corazón, sin entendimiento. Caer en ese extremo es fanatismo peligroso, pues puede llevar a cometer los más graves excesos y a sostener las más absurdas herejías.
El diablo puede poner pensamientos en la mente (como en Judas) o quitar pensamientos; de hecho, el diablo quita la palabra sembrada en el corazón para que las gentes no crean y se salven (Mt. 13:19, 19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. ). Con todo, él no tiene soberanía sobre ella, a menos que el cristiano, consciente o inconscientemente se lo permita, cediéndole terreno.
¿Cómo se le cede terreno a Satanás en la mente? Primero, con una mente que acaricia el pecado. Segundo, con una incorrecta comprensión de la verdad de Dios. Tercero, buscando las predicciones (horóscopos). Si un creyente busca conocer el futuro, le vendrá aquello que cree, porque los demonios hallarán terreno para provocarlo. Finalmente, manteniendo la mente vacía o pasiva. El diablo desea una mente así para poner sus pensamientos. Dios no quiere robots, quiere que el hombre coopere con él, en pleno uso de sus facultades. Si el cristiano no ocupa su mente, tampoco la ocupará Dios, aunque sí la puede ocupar Satanás.
El alma tiene tres funciones que son emociones, decisiones y voluntad,
Cuando Dios creó al hombre, quiso que su espíritu fuera como un amo, el alma como un mayordomo y el cuerpo como un criado. El amo encarga asuntos al mayordomo, quien a su vez ordena al criado que los lleve a cabo. Sin embargo, con la caída, el alma se erigió en amo, y el espíritu se adormeció. Se rompió la comunión con Dios. Un hombre sin Dios tiene, normalmente, en función sólo el alma y el cuerpo. En cambio, uno que ha nacido de nuevo puede volver al diseño original de Dios: espíritu, alma y cuerpo.
El alma tiene que dejar de ser amo y volver a ser mayordomo, porque hay el peligro de que el espíritu quede oprimido (es el caso de los que son «niños en Cristo»). El alma también puede retroceder a ser esclava del cuerpo, en la inmundicia, lascivia, etc., o ser influenciada por el poder de las tinieblas, sea con la sabiduría terrenal, o con visiones y sensaciones sobrenaturales que la estimulan.
Funciones del alma
a) Emociones. Es lo que sentimos delante de situaciones determinadas, y pueden ser sujetadas al cuerpo al alma o al Espíritu; las emociones son alimentadas, y las que alimentes prevalecerán y serán las que se manifiesten en las diferentes situaciones de la vida. Se alimentan con lo que dices, con lo que escuchas y con lo que ves, lo que sale de tu boca es lo que está en tu corazón, Esto se refiere a los sentimientos como, Amor, odio, melancolía, tristeza, depresión, alegría, ira, furia, frustración, decepción etc.)
Emociones del Corazón; Es como se le llama en la biblia a los sentimientos que están profundamente arraigados en la mente de las personas, generacionalmente, y activados por las vivencias, experiencias, y entorno. Estos sentimientos pueden provenir del Reino de Dios o del enemigo: Del enemigo serian: los de la iniquidad, del pecado consentido, de la venganza, de la falta de perdón, de la ira, del orgullo, de la soberbia, o los provenientes de las fortalezas de la mente; y Los del Reino son todos aquellos que se basan en la verdad de la palabra de Dios.
Cuando el cristiano se consagra es relativamente fácil entregar algunas cosas como su tiempo, dinero, poder, etc., pero el ofrecer sus emociones es muy difícil. Pero si no ofrece sus emociones no ha ofrecido nada. Dios exige amor absoluto de sus hijos, es decir, que decidan amarlo con todo lo que son. El amor hacia los suyos es el más grande rival del amor a Dios en el corazón del creyente, el Señor dijo dale al Cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios no puedes quitarle a Dios lo que es de El para dárselo a los seres queridos.
El Señor no sólo espera que el cristiano nacido de nuevo tenga el Amor como su principal sentimiento, pues un Espíritu de Amor fue puesto en el Nuevo Creyente que es el Espíritu Santo, que lo convierten en un hombre perdonador, lento para la ira, misericordioso, amable, y fuerte.
Las emociones no se deben someter a los sentimientos ni a la atmosfera en la que estamos viviendo pues tienen muchos altibajos. Las emociones se deben someter a la palabra de Dios, todo lo que nos ofende, o lastima debe Estar siempre sometido al gozo y la obediencia del Señor.
¿Por qué Dios concede sentimientos de felicidad y luego los retira? Para que el creyente se conozca en toda su fragilidad e inestabilidad, y para que, dominando sus sentimientos, pueda dominar el ambiente, y conquistar el Reino, los sentimientos tienen que ser ofrecidos al Señor.
Un creyente emocional es inútil en las manos de Dios.
b) Decisiones: son los proyectos de comportamiento inmediatos o a corto o a largo plazo; Al comienzo de la vida de un hombre las decisiones se toman de acuerdo a lo que le gusta de acuerdo a sus deseos, lo que yo llamo decisiones del corazón, luego se toman de acuerdo a lo que quieren o les conviene decisiones calculadas, estas las llamo decisiones del Alma, luego las decisiones se toman de acuerdo a lo que el Señor dice que son decisiones espirituales si el creyente conoce el carácter de Cristo, podrás saber si lo que escucha es del Señor dice o de cualquier otro espíritu.
c) La voluntad. La voluntad es la capacidad que tiene el hombre para someter todas sus dediciones emociones y deseos a un fin determinado y asi llevar a cabo las decisiones que toma, es el poder de hacer, por tanto, la salvación plena tiene que alcanzar la voluntad.
Dios creó al hombre con una voluntad soberana, capaz de decidir por sí mismo. Ahora bien, cuando el hombre decidió por sí mismo, independientemente de Dios, cayó. La salvación se obtiene cuando la voluntad es puesta en obediencia a Dios. Ahora tiene una nueva dirección.
La voluntad del hombre tiene que unirse perfectamente a la voluntad de Dios para que la salvación sea completa. Para que esto sea posible, a causa de la obstinación del hombre, Dios usa muchos medios para reducirle a la obediencia. Uno de ellos es la disciplina. Lo que Dios quiere no es sólo que el cristiano haga Su voluntad, sino que ella sea su deleite. Que la voluntad Suya y la de él sean la misma. ¿Cómo es esto posible? Llevando el alma a la cruz para que pierda su fuerza y energía.
Hay un peligro con la voluntad. El mal uso o el desuso de ella pueden dar lugar a la operación de los espíritus malignos. En general, todo pecado da lugar al diablo para que opere en el cristiano. Pero no sólo los pecados de hecho, sino también de omisión (Stgo. 4:17).
El más frecuente pecado de omisión es la pasividad. El Señor dota al cristiano de toda clase de capacidades y talentos, ninguno de los cuales debe quedar sin ser usado o ser mal usado. Cuando un creyente no está usando sus talentos, ha caído en la pasividad.
Los espíritus malignos sacan ventaja de esta inactividad, porque, sin el creyente saberlo, está cediendo terreno a la acción de ellos y está cumpliendo el requisito fundamental para que ellos puedan operar.
Mientras que Dios requiere de la cooperación del hombre en el uso de sus talentos, Satanás exige el cese del ejercicio de la voluntad y ciertas acciones del hombre para poder actuar por él. Por ignorancia, el creyente cree que la pasividad es señal de obediencia y consagración, y cede el terreno al diablo.
El cristiano que se ha abandonado a la pasividad debe decidir finalmente a recuperar el ejercicio de su voluntad y demás facultades, para ponerlas al servicio activo de Dios. Para recuperar el terreno deberá resistir firmemente y recuperar lo que se ha cedido. El creyente debe recuperar su soberanía, su dominio propio. Debe experimentar liberación en los muchos puntos en que fue atado e inmovilizado por Satanás.
La obediencia del cristiano a Dios debe ser incondicional. No obstante, esto no implica que no tenga más su propia voluntad. Dios no quiere obediencia ciega, sino que Su voluntad sea hecha voluntariamente, en plena conciencia. Mediante su voluntad renovada, el creyente tiene que alcanzar el dominio propio.
3-El cuerpo
Para que la salvación de Dios sea completa debe alcanzar al cuerpo. Aunque la obra de Dios comienza en el espíritu, y sigue con el alma, también debe expresarse en el cuerpo.
La importancia del cuerpo es evidente por cuanto Dios fue manifestado en carne. El Verbo se hizo hombre, lo cual permitió la salvación del hombre y la derrota de Satanás (por eso los espíritus inmundos no pueden confesar esta verdad).
El cuerpo del Señor Jesús en la tierra fue el templo de Dios (Jn. 2:21); hoy el cuerpo del cristiano también lo es (1ª Cor. 6:19). Uno de los mayores pecados (la fornicación) se asocia con el cuerpo, porque significa tomar un miembro de Cristo y hacerlo miembro de una ramera (1ª Cor. 6:15).
El cuerpo tiene necesidades, las cuales deben ser suplidas; no obstante, esto no significa gratificar el cuerpo. Si el cuerpo es complacido cada vez, se volverá un amo con más y más exigencias, y dejará de ser un siervo. El alma también se verá envuelta en sus apetitos y caerá en el hedonismo (búsqueda del placer).
La consagración del cristiano ha de comenzar por el cuerpo, el cual es presentado como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Luego, el entendimiento, el alma, es renovada, y la voluntad de Dios puede ser comprobada en el espíritu (Romanos 12).
Así como el espíritu fue vivificado al recibir la justificación, así el cuerpo es vivificado por su Espíritu (Rom. 8:10-11). En 1ª Corintios 6:13 dice «El cuerpo es para el Señor… y el Señor para el cuerpo». Esto primero significa que no es para la satisfacción y el deleite; es para el Señor. El cuerpo ha de servir como instrumento de justicia.
«El Señor es para el cuerpo» significa que el Señor no sólo salva el espíritu y el alma, sino también el cuerpo de enfermedades y plagas. Si el cristiano acepta que el cuerpo es para el Señor, y se consagra para él, el Señor va a conceder vida y poder a su cuerpo. Él mismo lo va a cuidar y preservar. Él lo va a restaurar si está enfermo, y lo va a preservar para que no esté enfermo.
La introducción del pecado en el hombre trajo consigo no sólo la muerte, sino también la enfermedad (La enfermedad se halla entre el pecado y la muerte). El Señor no sólo perdonó pecados, sino que también sanó enfermos. Él vino a deshacer las obras del diablo, y éstas tienen que ver con la enfermedad y con la muerte.
Un cuerpo sano no es para los deseos carnales, sino para Dios.
«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1ª Tes. 5:23).
Definiendo la Intuición y los Argumentos confirmatorios
A continuación investigaremos el significado de dos términos cuya comprensión es determinante para entender el presente ensayo. Ellos son: la intuición y los argumentos confirmatorios.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define el término intuición como: «…Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento. || 2. Resultado de intuir. || 3. coloq. Presentimiento. || 4. Fil. Percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad que aparece como evidente a quien la tiene.»
Nuria Lucena Cayuela[1]nos proporciona la siguiente definición: «1 Habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón:… 2 Conocimiento, comprensión o percepción inmediata de algo, sin la intervención de la razón…» En tanto que Francisco Lacueva[2] expresa que: «…procede del vb. lat. intuéri = mirar atentamente, contemplar, fijarse en. En sentido estricto, intuición es la visión directa de algo concreto que se muestra como presente al sujeto»
La última definición que presentaremos a continuación es realmente necesaria, porque ella fue la que despertó el interés por investigar este tema. Es la que nos proporcionan: H. Orton Wiley y Paul T.
Culbertson [3] Quienes definen la intuición de la manera siguiente:
«Es la revelación primaria de Dios -una verdad suprema inscrita indeleblemente en la constitución misma de la naturaleza humana por su Creador. Es una verdad primaria que precede e influye en toda observación y raciocinio. Cuando decimos que la idea de Dios es intuitiva, no queremos decir que sea un concepto escrito en el alma, anterior a la vida consciente; un conocimiento del que el alma se posesiona al nacer, o una idea impresa en la mente, de tal manera que se desarrolle necesariamente aparte de toda observación y raciocinio. Lo que queremos decir es que la naturaleza humana es tal, que necesariamente desarrolla la idea de Dios por medio de la revelación,…»
De las definiciones anteriores podemos advertir que la intuición se presenta como:
1) una sensación que se experimenta interiormente, despertando el ánimo del sujeto de manera inmediata;
2) la sensación experimentada, ya sea emoción o pensamiento, se refiere a una imagen o símbolo interno que corresponde a una realidad;
3) una fuerte impresión, de la sensación experimentada, que al parecer en ese preciso momento se está apreciando la realidad.
4) un despertar de esa sensación que se produce sin el proceso del razonamiento.
5) permite conocer, comprender o descubrir una idea, verdad o realidad de manera sensible, sin haber tenido ningún tipo de experiencia, ni contacto previo con esa realidad que estamos conociendo.
Nuestra apreciación es que por la naturaleza del hombre la intuición sólo opera a nivel de lo sensible. No descubre la verdad de manera intelectual, únicamente despierta la conciencia del hombre hacia una posibilidad de lo real.
Después de nuestro intento de definir la intuición procederemos a investigar, tanto el significado como lo que deberíamos entender por argumento confirmatorio.
1 Corintios 3:1
1Así que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2Os di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo . En verdad, ni aun ahora podéis,…
Romanos 7:14
Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado.
1 Corintios 2:6
Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo,
1 Corintios 2:14
Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.
1 Corintios 2:15
En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie.
1 Corintios 14:37
Si alguno piensa que es profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo es mandamiento del Señor.
Gálatas 6:1
Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Efesios 4:14
para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error;
Hebreos 5:13
Porque todo el que toma sólo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño.